Cámara lenta

Este otoño nos está dando una tregua...y hay que aprovecharla ¡ ¡ ¡ 

Es como si las hojas no estuvieran aún convencidas de que su tiempo ha llegado, igual que nos pasa a nosotras....esperamos en vano, asomamos cada amanecer la nariz por la rendija de la ventana y aún queremos encontrar partículas de viento dulce, trazas de calor que vagan entre el frío de la mañana, la humedad del rocío, incluso los ecos de algún grillo despistado. 

Es la cadencia de los rayos del sol la que nos engaña, pero sobre todo, es nuestro corazón el que se aferra a este tiempo detenido, a la espera de no se sabe qué forzada por el deseo dormido. 
Y en ese lapso, en la música dormida, dando rodeos van tus pies y los mios. Finos y callados. 
La amistad perdura entre las estaciones acompasadas cada año, transcurre grabando la arruga que se marca en el gesto de nuestra conciencia, del pensamiento reposado o del sentimiento súbito.

 La amistad deja su huella porque existe más allá del tiempo....la sientes?