El viento lo trajo
y el viento me lo arrebató.
Nunca fue mío
aunque si que anidó
en el refugio prestado
de estelas,
murmullos
y latidos.
El pobre y desvencijado banco de pocas patas, triste y parado ha quedado olvidado. Su forma aún destaca en el perfil a contraluz, pero hunde sus maderas en la tierra seca, crujen sus recuerdos al peso de las horas.
Una vez fue joven, de tiernos brotes y espíritu dulce y amigo. Hubo un tiempo para él, para los demás que se acercaban a descansar, ya pasado ...
.....lo recuerda aún.
Lo añora.
(Siento que naufraga...)
No son las olas como bocas o frías lenguas las que nos tragan, sino la noche de soledad.
El vaivén que antes nos mecía ahora marea, y me desconcierta la serenidad extrema del viaje.... en la oscuridad no existen referencias...por dónde queda el norte? alguna lo habeis encontrado ya? yo prosigo la búsqueda....)