2.22

Las 2.22.... seguro que soy la única despierta en el barrio. 
No veo luces, ni escucho más que mi batir de teclas. Los grillos hoy están apagados, igual que el ave que grita cada noche reclamando su territorio. Todos andan de resaca tras la noche agitada de ayer. 

Apenas si susurran las hojas del árbol que ya rozan el tercer piso. 

La calma lo inunda todo. 

Y eso me anima a seguir despierta, a respirar este ansiado frescor que añoro durante toda la jornada. El calor me agota, me asola, me esquilma...soy como un campo de batalla en donde se ha derramado mi sangre, mis sueros, mi propio yo, derretido y vertido en cada grano de arena y luego evaporado al infinito. 

Quizá parte de mi cuerpo forme parte hoy de alguna nube viajera, y mañana o pasado mañana, mis vapores convertidos en preciada agua se viertan sobre algún desierto seco y ardiente, o en alguna sierra sobre árboles y plantas....me consuela....al menos no todo se pierde en verano: líquidos, actividades neuronales, alegrías, penas, amigos por los caminos.....